Soy Raquel, tengo 43 años, nací en Ibarra y mi residencia oficial ha sido Quito. Sin embargo, hoy en día siento que vivo en ambas ciudades, ya que por mi trabajo estoy viajando constantemente entre Quito e Ibarra. Estoy casada hace 16 años y tengo tres hijos de 15, 12 y 8 años. Vengo de una familia que siempre estuvo involucrada con la producción Agropecuaria. Mi vida se ha desenvuelto entre el campo y la ciudad. Los mejores recuerdos de mi niñez están siempre relacionados a las largas cabalgatas por los cultivos junto a mi padre y momentos en el campo con mi madre.
¿Qué estudiaste?
Me gradué de Economía en la Universidad de Illinois. Tengo una Maestría en Economía, un Diplomado Superior en Gestión empresarial y Pymes, un Diplomado en Finanzas y en poco tiempo culminaré mi capacitación en Manejo de Predios Agropecuarios, ya que me quedan pendientes las visitas de campo que debido a la pandemia tuvieron que ser suspendidas.
En qué trabajas y cómo ha evolucionado tu carrera?
Mi primer trabajo oficial fue para una multinacional en el área de Finanzas. Durante mis estudios pude hacer varias pasantías en Estados Unidos y Brasil. Mis otros trabajos siempre estuvieron relacionados al área de Finanzas y Administración. He impartido clases de Economía en dos Universidades en Quito. Creo que, hasta ese momento, nunca imaginé involucrarme en el mundo Agropecuario.
Actualmente manejo una empresa que administra una propiedad de alrededor de 1000 hectáreas y varios semovientes. Me encargo de la dirección, planificación, y seguimiento de las tareas de la misma.
Qué es lo que más te apasiona de tu trabajo?
El estar cerca de la naturaleza, disfrutar de los paisajes, de las personas que viven en el campo son una motivación para mi. Disfruto mucho de las cabalgatas para supervisar los trabajos en la hacienda. Estar en contacto con los animales, ver crecer los cultivos y poder respirar aire puro. Al mismo tiempo, siento que esta pasión ha generado una responsabilidad para cuidar el medio ambiente e implementar prácticas que cuiden nuestro entorno.

¿Por qué decidiste dedicarte al agro?
Por motivos familiares tuve que ponerme al frente de la Hacienda y hacerme cargo de un negocio familiar que por tradición siempre estuvo al frente de hombres. No fue una tarea fácil ya que al principio tuve rechazo prácticamente de todos los colaboradores que les parecía que ese no era el lugar para una mujer. Me decían que el ser mama me iba a impedir viajar tanto y ponerme al frente de la Hacienda. Sin embargo, pienso que más bien los hijos nos inspiran y empujan a ser mejores, y no son un obstáculo para cumplir lo que nos proponemos.
Este ha sido un constante desafío que se ha convertido en una oportunidad para demostrar que la buena actitud y la constancia hacen que todo sea posible. El camino no ha sido fácil, pero ha valido la pena.

Cómo es tu día a día?
Tengo que repartir mi tiempo entre Quito y la Hacienda. Tres días a la semana los dedico al campo. Sin embargo, gracias a la tecnología, estoy conectada todo el tiempo con mi equipo de trabajo. Las reuniones semanales de planificación con el área agrícola y veterinaria son la clave para que todo lo demás pueda evolucionar como se planifica. Soy una fanática del orden y creo que establecer buenos hábitos y ser consistente me permiten tener tiempo para también compartir con mis hijos e involucrarlos en mi trabajo.
Cuál es tu visión de la mujer ecuatoriana?
Pienso que la mujer ecuatoriana es ante todo resiliente, trabajadora, y alegre. En nuestro país el entorno tan volátil que vivimos hace que las mujeres se den modos para desde sus espacios aportar con mucha creatividad a la sociedad. Sin embargo, pienso que a pesar de vivir en el siglo XXI, todavía nuestra sociedad necesita ser más equitativa con nuestro género.
¿Cuál es tu mensaje para las jóvenes?
Depende de cada una de nosotras hacer que los desafíos que enfrentemos se transformen en oportunidades para crecer. No dejarnos vencer por las situaciones difíciles y seguir adelante con constancia y buena actitud.
Para finalizar, cuéntanos qué es lo que más te gusta de Ecuador.
Definitivamente sus paisajes y su gente. Amo mucho a mi país y me siento orgullosa de ser ecuatoriana.